El joven que estaba de pie en la puerta parecía tener unos 18 o 19 años, con un rostro delicado y atractivo. La capucha de felpa que llevaba puesta hacía que su rostro pareciera pequeño y femenino como el de una niña, pero su tez y labios estaban extremadamente pálidos, como si estuviera gravemente enfermo y sin nada de color. Sin embargo, sus ojos eran grandes y brillantes, muy llamativos.
Lo que atrajo la atención de Li Nanxuan no fue la apariencia del joven, sino el brillo dorado que emanaba de él, que era incluso más intenso que la luz del sol. Desafortunadamente, aparte de él, las únicas personas que parecían ser capaces de ver el brillo dorado que rodeaba al joven eran su abuelo (el Mariscal) y su abuela.
Li Nanxuan se levantó y caminó frente a Lu Zhou. Primero midió su altura con los ojos, luego entrecerró los ojos y lo miró fijamente un instante. Curvó su atractiva boca y extendió la mano derecha: "Hola, soy Li Nanxuan".
Lu Zhou se sorprendió un poco de que Li Nanxuan tomara la iniciativa de hablar con él y le estrechó la mano sin comprender: "Hola, soy Lu Zhou".
Li Nanxuan aprovechó la oportunidad para apretar suavemente la delicada palma de la mano de Lu Zhou, y su sonrisa se ensanchó. Tras soltarla, levantó el brazo y lo puso sobre sus hombros: "Te llevaré a ver mi jardín".
La familia Li estaba atónita. Desde que Li Nanxuan se mudó al Patio Yangmen, nadie podía entrar en su jardín salvo los sirvientes que se encargaban de la limpieza en horarios específicos, ni siquiera el Mariscal y su familia podían entrar. Pero ahora, Li Nanxuan, tomó la iniciativa de traer a Lu Zhou a su jardín. ¿Significa esto que Lu Zhou era alguien especial para él?"
"¿Le atrae?" murmuró Lan Ruoran.
Li Nanyi asintió: "Debería ser eso".
Su hermano mayor le dijo una vez que, aparte de él, sólo su futura pareja podía entrar a su patio Yangmen.
Lan Ruoran se quedó sin aliento, puso los ojos en blanco y se desmayó.
Li Nanyi se apresuró a sostenerla: "Mamá, mamá, ¿qué pasa? ¡Doctor, tío Di, llame al doctor de inmediato"!
La familia Lu miró a Lan Ruoran con preocupación: "¿Por qué se desmayó la señora Li?"
Lan Ruoran, quien deseaba que su hijo mayor se casara y tuviera hijos, no podía evitar desmayarse al saber que iba a casarse con otro hombre. La esposa del mariscal Li tosió suavemente: "Solo es una vieja enfermedad que ha vuelto a aparecer".
Después de que Li Nanxuan condujo a Lu Zhou fuera del gran salón, le explicó cuidadosamente cada lugar del complejo de la familia Li.
Los sirvientes y soldados que patrullaban por su lado también se mostraban sorprendidos. Conocían a Li Nanxuan desde hacía tanto tiempo, pero nunca lo habían visto tan entusiasta con nadie. Lo que les resultaba aún más impactante era que Li Nanxuan llevara a Lu Zhou a su jardín privado.
En el momento en que Lu Zhou entró al Patio Yangmen, un viento frío sopló en su rostro, y no pudo evitar envolverse en su abrigo.
Li Nanxuan preguntó: "¿Te gusta mi jardín?"
Era invierno y el patio estaba cubierto de nieve. Lu Zhou echó un vistazo y dijo: "Siento que tu jardín es incluso más frío que el exterior y carece de vida. Sería mejor si hubiera flores, plantas y árboles plantados aquí".
No había flores ni plantas en el jardín, lo que hacía que el patio pareciera desolado y no un lugar donde viviera alguien. Lo más extraño era que había cuatro ancianos vestidos con ropa tradicional china sentados alrededor de una mesa de piedra en el pabellón, mirando fijamente la superficie de la mesa sin parecer notar la presencia de nadie más en el patio, ni siquiera cuando alguien se acercaba.
Li Nanxuan siguió la mirada de Lu Zhou y dijo con una sonrisa: "De ahora en adelante, el jardín de flores estará bajo tu cuidado".
Lu Zhou estaba desconcertado: "¿Qué quieres decir..."
"A partir de hoy, vivirás en mi patio Yangmen y después de
Año Nuevo, nos registraremos para casarnos", respondió Li Nanxuan.
Lu Zhou: "..."
¿No estaban avanzando demasiado rápido?
Cuando los cuatro ancianos escucharon la palabra "matrimonio", rápidamente voltearon la cabeza para mirarlos y luego sonrieron significativamente a Lu Zhou.
De alguna manera, esa sonrisa tenía un sentimiento sombrío que lo hizo estremecer involuntariamente.
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