Capítulo 045: Si no puedes tenerlo, entonces destrúyelo

El buen humor de Li Nanxuan se arruinó por completo con las palabras de Ke Zhen. Con el rostro hosco, dijo: "Si le gusta esperar, que espere".

Pensó que Ge Xiangyi recuperaría la cordura poco a poco después de partir ese día, superaría esos sentimientos y buscaría a otro hombre del que enamorarse y tener hijos. Sin embargo, nunca imaginó que Ge Xiangyi no se rendiría. Se escondió en casa y se lamentó un rato antes de salir corriendo a buscarlo, incluso corriendo hasta la puerta del ejército para bloquearlo. Lo hizo simplemente porque creía que, como su relación con Lu Zhou era reciente y aún era débil. Quería aprovecharse de sus ocupados asuntos militares y la falta de tiempo para estar con Lu Zhou para fortalecer su propia conexión con él.

Si ahora cedía por su amistad y la veía, solo alimentaría falsas esperanzas en Ge Xiangyi, haciendo más difícil que lo superara.

Al ver que estaba decidido a no verla, Ke Zhen suspiró en silencio, se dio la vuelta y se fue. Al llegar a la puerta, le dijo a Ge Xiangyi, quien estaba de pie en la nieve: "Señorita Ge, el Mayor Li no quiere verla. Por favor, regrese".

"El mayor Li ya está registrado legalmente en matrimonio. Es imposible que esté con otra persona".

Ge Xiangyi, agitada, agarró su manga y suplicó: "¡Dile que solo necesito verlo una vez! ¡Solo una vez!".

Los soldados en guardia en la entrada no pudieron evitar mirarlos.

Ke Zhen, tras años sirviendo junto a Li Nanxuan, había tenido numerosos contactos con Ge Xiangyi, pero esta era la primera vez que la veía perder la compostura de esa manera: "Señorita Ge, usted conoce el carácter del Mayor. Una vez que toma una decisión, no la cambia".

"Si no quiere verme, ¿al menos podría contestar mis llamadas?".

Ke Zhen negó con la cabeza, liberó su mano y regresó al interior del distrito militar.

El conductor que acompañaba a Ge Xiangyi le aconsejó amablemente: "Señorita, se está haciendo tarde y hace mucho frío. Regresemos primero a descansar y mañana venimos de nuevo".

Ge Xiangyi replicó en voz alta: "No, no regresaré hasta que salga Nanxuan".

Cuando Li Nanxuan le pidió que fuera testigo, pensó en renunciar, pero le había gustado Li Nanxuan durante tantos años que no podía simplemente dejarlo ir. En cambio, cada día, lo deseaba aún más.

Realmente se arrepentía de no haber tomado la iniciativa de perseguir a Li Nanxuan antes. Pensó tontamente que, si seguía a Li Nanxuan discretamente, tarde o temprano estarían juntos. También creía firmemente que era mejor que cualquier otra chica alrededor de Li Nanxuan, por lo que nunca se preocupó de que se lo quitaran, pero al final, Li Nanxuan se casó con un hombre.

De repente, la visión de Ge Xiangyi se nubló y su cuerpo se desplomó hacia atrás.

"Señorita..." El conductor se apresuró a extender la mano para ayudarla, pero alguien más rápido que él abrazó el cuerpo de Ge Xiangyi. Él miró fijamente al hombre de mirada severa: "Usted..."

El hombre dijo con calma: "Soy compañero de armas del Mayor Li. Me pidió que llevara a la señorita Ge a casa".

Ge Xiangyi, quien ya estaba semiconsciente, escuchó las palabras "Mayor Li" y pensó que era Li Nanxuan quien había venido. Murmuró: "Nanxuan, Nanxuan..."

El hombre puso el dorso de su mano sobre la frente caliente de Ge Xiangyi, la levantó rápidamente y dijo: "Tiene fiebre. Llevémosla al hospital".

Ge Xiangyi llevaba un día entero de pie en la nieve sin comer ni beber, esperando. Sería extraño que no se enfermara.

El conductor no sospechó nada y rápidamente abrió la puerta del coche para dejarles entrar.

Aunque la conciencia de Ge Xiangyi era difusa, sentía que alguien la cargaba. Se aferró a la ropa de la otra persona con fuerza y ​​se negó a soltarla: "Nanxuan, no te vayas, no te vayas...".

El conductor originalmente quería que el hombre acomodara a Ge Xiangyi en el asiento trasero para que descansara, pero al ver que este no lograba despegar sus manos aferradas, desistió y concentró su atención nuevamente en la conducción.

El hombre lanzó una mirada al conductor, esbozando una sonrisa fría en sus labios. Luego, inclinándose hacia el oído de la mujer que yacía contra su pecho, susurró en voz baja: "Si no puedes tenerlo, entonces destrúyelo".

Estas palabras cayeron como una maldición, lo que hizo que Ge Xiangyi abriera los ojos de repente. Como si alguien la controlara, miró fijamente al hombre con una mirada vacía y estancada durante varios segundos. Luego los cerró de nuevo.

Después de ser enviada al hospital, el hombre se desvaneció como si nunca hubiera estado allí.

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